El sistema escolar argentino está organizado de forma centralizada y vertical. En la cúspide ministerios de educación en cada provincia con una estructura burocrática de ahí hacia abajo que no permite una buena y activa participación de los principales actores del proceso educativo: las familias, los docentes, la comunidad local y los propios estudiantes.

Este tipo de estructura no propicia ni ayuda a que el gasto en educación pueda ser bien aplicado debido a que debe financiar la estructura mencionada. Incluso quita el foco de la calidad y resultados obtenidos por cuanto la preocupación está puesta en el correcto funcionamiento de la estructura central.
Así quienes miden la calidad dependiendo de las herramientas sociales a su disposición son las mismas familias, donde aquellas familias con mejor posición económica pueden entonces elegir entre buenas escuelas –por lo general privadas- para sus hijos en la búsqueda de  mejores resultados y/o brinden una mayor calidad educativa. Del otro lado las familias con condiciones socio-económicas desfavorables se ven relegadas a continuar con las deficientes escuelas –por lo general públicas-, generándose de esta forma una profundización en la desigualdad del capital humano entre diferentes sectores sociales.

El modelo centralista-burocrático garantiza el atraso educativo y, además, impide impulsar la movilidad social ascendente. Diluyendo la responsabilidad de los burócratas y maestros. Por los mismos motivos tampoco se generan incentivos eficaces para mejorar el proceso pedagógico, y no se promueve información acerca del avance en el aprendizaje de los alumnos.

Para corregir éstas carencias muchos países han implementado alternativas para superar las deficiencias del centralismo burocrático. Las iniciativas apuntan a fortalecer la autonomía de gestión de los directores y maestros de escuela, así como a otorgar mayor espacio a la presencia de las familias. Para lograrlo es fundamental la transparencia informativa acerca de la calidad de la educación que presta cada uno de los establecimientos escolares. Razón por la cual se hace hincapié en el control social que pueden ejercer los padres de los alumnos y la propia comunidad local.

Así las escuelas de calidad se caracterizan por:

  • Fuerte liderazgo del director
  • Cuerpo docente altamente calificado y comprometido
  • Concentración en el aprendizaje
  • Responsabilidad por los resultados
La descentralización fortalece estas cuatro características.

Cualquier política que busque como resultado la calidad educativa requiere de la evaluación de la calidad y rendimiento escolar. Información que debe estar al alcance de la sociedad en su conjunto. Al descentralizarse la autoridad se requiere un eficiente método de control y evaluación de gestión, convirtiéndose entonces la transparencia y el acceso a la información indispensable en este tipo de iniciativas de descentralización.

Por otro lado esta misma información referida a calidad y resultados de cada establecimiento permitirá generar adecuados incentivos salariales de la Nación a las provincias, de éstas a los municipios y de éstos últimos a escuelas (directores y maestros). Sin lugar a dudas que es necesario reconocer salarialmente a quienes efectivamente mejoran la enseñanza.

Finalmente hay que mencionar que a contramano de otros países, en la Argentina no sólo no informamos a la sociedad sobre resultados y rendimiento escolar de los establecimientos educativos sino que además la ley de Educación establece en el artículo 97 “La política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad… de los institutos educativos, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización…”. Nuestros dirigentes –hacedores de nuestras leyes- debieran ser los primeros en comprender que sin información es imposible realizar mediciones, y sin ellas difícilmente se pueda comprender donde se debe mejorar, punto de partida para lograr los cambios sobre la educación que nos lleven a recuperar y superar niveles de calidad educativa que supimos tener en otros tiempos.

Nota redactada en base al capítulo II En busca de la escuela perdida

Otra Escuela para el Futuro - Autor: A. Guadagni




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