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En su libro  "Basta de Historias" Andrés Oppenheimer propone 12 claves del Progreso, sugeridas luego de recorrer varios y diferentes países en sus constumbres, culturas, sistemas políticos y sociales pero que cuentan con un denominador común: hicieron de la educación una cuestión de estado al punto tal que en todas ellas la educación y especialmente los educadores son considerados por la sociedad toda excluyentes para erradicar la pobreza y alcanzar un desarrollo sustentable en el tiempo.

Resumen de la clave número 4:  Invirtamos en Educación Preescolar"

A pesar de las evidencias de que la mejor inversión gubernamental en educación es la que se hace en los niños (desde que nacen hasta los seis años) la mayoría de los países latinoamericanos invierte el grueso de su presupuesto educacional en las universidades. El motivo simple las universidades estatales tienen un enorme peso político en latinoamérica.

La falta de subvención estatal a la educación preescolar es un error garrafal, porque -tal como lo demuestran los estudios del prermio Nóbel de economía James Heckman- termina costándole mucho más caro a los países, porque deben compensar posteriormente el rezago educativo con el que los niños entran en la primaria.

El cerebro de un niño se duplica en tamaño en el primer año de vida. La educación a esa edad (es como una esponja) es una ventana de oportunidad: si la perdemos, es muy difícil y muy costoso recuperarla luego.

¿Qué porcentaje del presupuesto educacional debería invertirse en preescolar? Al menos un 30%. ¿Pero que podrían hacer los gobiernos con un niño en pañales, que aún está en la casa? Puede mejorar la nutrición de las madres cuando los niños están en su vientre y educar a las familias sobre como estimular su mente.

La pregunta es ¿De dónde sacar presupuesto? ¿Deberían sacarse presupuesto a la Universidades? Casi todos coinciden en que al igual que en practicamente todos los países desarrollados las universidades tienen que empezar a generar recursos propios: desde la generación de patentes y su venta; la contratación externa de los servicios profesionales de sus profesores; o inclusive el pago de cuotas de los estudiantes que puedan pagar. Los nuevos ingresos provenientes de las universidades ayudarían a financiar los programas de salud y educación preescolar.


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